Dejé que mis dedos juguetearan con el agua dejándose vencer por su suave calma.
Dejé que las historias se olvidaran en mi cabeza, y que todo lo que tenía se fuera.
Deje mi casa, a algunos amigos y mis recuerdos.
Pero nunca dejé de amarte, hasta que tú me dejaste a mí.
Y ahora lamento, haber dejado que me dejaras.
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