"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper."

martes, 13 de diciembre de 2011

A orillas del mar

El aire se congelaba a su alrededor, la brisa meció con fuerzas sus cabellos y las muchas capas de su vestido juguetearon con el soplo que corría a su alrededor. Sonrío mientras veía que la luz, como un pintor que con su invisible pincel entregaba color a todo lo que le rodeaba. El mar embravecido rugió a los pies del muelle en el que se encontraba. Las viejas tablas parecieron vacilar ante tan osada tempestad, aún así la chica no se movió de donde se encontraba, paciente, esperando divisar por fin la tan preciada embarcación que le traería de vuelta a su amado.

martes, 6 de diciembre de 2011

Beso



Y la besó en los labios, no fue un beso apasionado como muestran en las telenovelas, sino que muy dulce y tierno. Le había robado su primer beso, y en el fondo, se alegraba de que había sido él el primero.


Al principio esos labios buscaron los suyos tal vez con un poco de brusquedad, pero luego se retiraron suavemente para dejarle espacio a ese par de flores que ella llevaba por boca. Se rozaban con delicadeza, como una mariposa sobre una rosa; como si no hubiera una acción más delicada en el mundo, ninguna otra que necesitara de más cuidado que esta sagrada labor.
Ambos bebieron ávidos de aquel beso, probaron la miel de los labios del otro, saborearon el elixir de su amor: en ese momento eran solo uno, un ser unido por el cariño que brotaba de ambos cuerpos. Los brazos de él rodearon su cintura y ella se sujetó de su cuello; se abrazaron con fuerzas mientras el beso perduraba, se acariciaron con delicadeza absorbiendo cada detalle del otro, sus narices se topaban, sus pestañas se enredaban; no había nada más en el mundo para ellos que ese beso. Sus respiraciones se habían compaginado, sus músculos se habían destensado y ya empezaban a abrir sus ojos.


Entonces sus bocas se separaron buscando el aire que les faltaba, y cuando ya dejaron de jadear, se miraron con ternura, ella lanzó un largo suspiro y él le sonrió con todo el amor del mundo.


En este momento ambos pensaron que nunca habían sido tan felices en la vida..... y quizás sea verdad.