"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper."

domingo, 13 de enero de 2013

Para ti y nadie más




Late, late y late tan fuerte que llego a pensar que se va a desbocar. No puedo entender por que motivo me siento así por ti, querer tanto a alguien no es normal para mi. Siempre lo único que me acompaña es la soledad. Sin necesidad de mostrar mis sentimientos siempre viví y ahora, en cambio, si pienso en ti se muy bien que mis lagrimas caerán.

Recuerdo que me enamoré de ti una tarde de verano, la luz del crepúsculo nos iluminaba. También recuerdo con claridad como tu  dulce sonrisa inundaba mi mente llenándolo todo de paz y felicidad. Cuando me di cuenta que te amaba un secreto fue, ni aún ahora nadie sabe nada. Estando sola siempre suelo sonreír tan solo por pensar en ti.

No comprendo este sentir. Me pregunto si mi corazón me dará las respuestas. Sigo sin entender porqué me siento así. El quererte tanto no es suficiente para mí. Hoy lo único real es mi soledad se muy bien que si te viera ahora terminaría por llorar.

 Este injusto sentir me entristece más de lo que me alegra. No se porqué ha de ser así, ¿por qué si me hace tanto mal de tu lado no me puedo apartar? Como respuesta un destello tu sonrisa dibujo. Ya no aguanto más este amor.

No aguanto más ocultar la verdad. Estar a tu lado me hace tanto mal, y aún así sola no me quiero quedar, pues simple es, yo sólo no quiero romper mi corazón enamorado. No puedo entender porqué me siento así. Quererte tanto es demasiado para mí. Ya no pienso dudar más te lo voy a confesar. Si no lo hago ahora por pensar en ti mis lagrimas caerán. Has escuchado bien, no pienso dudar más y ente instante voy a confesar este amor que es para ti y nadie más.


Entrada basada en la canción Ashita boku wa kimi ni ai ni iku de Sekaichi Hatsukoi.
es que estaba escuchandola mientras pensaba que subir XD


viernes, 4 de enero de 2013

No me culpes



                                  

Tenía ganas de gritar. De salir corriendo hasta que mis pies no dieran más. De ir destrozando todo a mí paso. De saltar, de chillar, de olvidarme de la existencia de los demás.

 Nada, no hice nada.

Otra vez me encerré en mi burbuja, alcé la barbilla y observé la realidad con mi mirada calculadora, de esas que se comen el mundo y lo moldean a sus pies.
Por dentro la chica intentaba revolucionarse, por fuera era la de siempre, la inamovible, la que nada parece afectarla, la misma chica que todas las mañanas miro a través del espejo del baño, con esos fríos ojos y esa actitud indiferente, la que no derrama lágrimas por nada, la que parece una estatua, esa de ahí.
Me dan ganas de lanzarle una estruendosa cachetada, pero no lo haga, y no sólo por el hecho de que mi mano chocaría contra la lisa superficie de cristal, sino porque sé muy bien que no es su culpa, que es el mundo la que la hizo así, y no al revés.
Respiro hondo. Vuelvo a contener todo lo que tengo, vuelvo a alzar la barbilla, vuelvo a ocultarme.

Cuando al final


Cuando el fin de nuestro tiempo se empiece a acercar
Procura de una vez enjugar tus lagrimas con valentía
Y al liberar tu lacrimoso rostro en un suspiro
Agudiza el oído para así escuchar
La luz que en su etérea existencia
Atrae hacia nuestro purgatorio el canto de los coros celestiales

Tu corazón se teñirá
Con las notas rojizas de esta dulce canción
Como una melodía inmortal
Extendiéndose hacia la sublime eternidad
Y manchando de sangre y dolor la pureza a su alrededor
No pretendas ya la luz esquivar
Esos sueños serán una trampa mortal
Y a los fuegos te condenarán

Puede que al final
En el silencioso cielo un jardín vayas a hallar
En la punta de la boreal cumbre
Y en ese edénico lugar tu descanso por fin encontrarás
En un mundo donde ya no hay pena ni dolor
Y atravesado por la fragancia de las flores
Los gloriosos salmos embriagarán tus oídos
Mientras los rayos de la redención entibian tu bello rostro

Y acá abajo la luna cobijará
La siniestra oscuridad
Y susurrará canciones de cuna a quienes no buscan la absolución
A quienes no soñarían ni pedir perdón
Por los pecados que
Sus cuerpos consumió

Adiós mi amor
Se muy bien que ya no volverás
Ahora estás más allá de lo terrenal
La oscuridad de mi corazón
Llenará el vacío causado por ti
Y al cerrar mis ojos
Las tormentosas lágrimas por dentro correrán
Hasta por fin ahogar
Esta alma corrupta que ya no sueña con el amor de un ángel alcanzar

En el silencio del cielo
Junto al divino trono
Se encuentra tu hogar
Y yo arrastrándome
Sólo una súplica gritaré
Que en el final del tiempo
Nos espere una vida nueva
Nuestro renacer